
Este volumen contiene tres relatos de ciencia - sexo - ficción.
Todos los personajes y entidades que aparecen en este volumen, así como sus situaciones, son fruto de la imaginación del autor, por lo que cualquier semejanza con personajes y entidades son simple coincidencia.
Esta historia puede llegar a ser verdad.
El autor se ha visto rodeado de algún que otro percance hereditario y reconoce abiertamente que donde había una familia unida, unos hijos que adoraban y ¿porqué no? criticaban a unos padres, según esos mismos hijos, «maravillosos».
Todo va bién, mientras el Patriarca vive.
Mal, muy mal, cuando su vida se extingue.
Los intereses, el dinero. Las tierras. La inmobiliaria propiedad del «afortunado» que pasa a mejor vida, y se le puede llamar afortunado porqué no verá con sus propios ojos en qué se convierten esos hijos tan bien educados. Esa familia tan unida por ese amor filial. Esa mujer maravillosa, que se convertirá en una tigresa y que disputará migaja a migaja sus derechos hereditarios a sus hijos del alma.
Muerta la cabeza, el cuerpo se desmenbrana, se pudre, su putrefacción recorre esos miles de millones de kilómetros de venas y arterias, que eran la vida de ese cuerpo perfecto que es la familia, su recorrido es de envidias, intolerancias, rencores y disputas.
CUANDO ME VAYA
Yo no tengo nada Ni salud tan siquiera Solo pido calma...
Para cuando muera.
Es triste empezar Una cosa que se acaba...
Más triste es pensar Que esa cosa, no la hubiera.
Pido paz... no pido, guerra Pido pan, para los que quedan Vestidos, educación y paz serena Y que me recuerden ¡Como nó!... Como era.
J.G.P
Todos los personajes y entidades que aparecen en este volumen, así como sus situaciones, son fruto de la imaginación del autor, por lo que cualquier semejanza con personajes y entidades son simple coincidencia.
Esta historia puede llegar a ser verdad.
El autor se ha visto rodeado de algún que otro percance hereditario y reconoce abiertamente que donde había una familia unida, unos hijos que adoraban y ¿porqué no? criticaban a unos padres, según esos mismos hijos, «maravillosos».
Todo va bién, mientras el Patriarca vive.
Mal, muy mal, cuando su vida se extingue.
Los intereses, el dinero. Las tierras. La inmobiliaria propiedad del «afortunado» que pasa a mejor vida, y se le puede llamar afortunado porqué no verá con sus propios ojos en qué se convierten esos hijos tan bien educados. Esa familia tan unida por ese amor filial. Esa mujer maravillosa, que se convertirá en una tigresa y que disputará migaja a migaja sus derechos hereditarios a sus hijos del alma.
Muerta la cabeza, el cuerpo se desmenbrana, se pudre, su putrefacción recorre esos miles de millones de kilómetros de venas y arterias, que eran la vida de ese cuerpo perfecto que es la familia, su recorrido es de envidias, intolerancias, rencores y disputas.
CUANDO ME VAYA
Yo no tengo nada Ni salud tan siquiera Solo pido calma...
Para cuando muera.
Es triste empezar Una cosa que se acaba...
Más triste es pensar Que esa cosa, no la hubiera.
Pido paz... no pido, guerra Pido pan, para los que quedan Vestidos, educación y paz serena Y que me recuerden ¡Como nó!... Como era.
J.G.P